Rápidamente las conclusiones, ni un minutito de recogimiento.
Mi visita fugaz.
Tuve sexo con el médico de la familia.
Perdí la temeridad del juicio igual de rápido.
Y aunque dije que ningún proyecto me habría seducido más, me pasé a la vereda de en frente, ni te miré.
No brillaste en el petit hotel, ni siquiera un poco.
La fresca aceptó encantada la idea: quemar de inmediato esas tierras.
martes, 8 de enero de 2008
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